Saber por qué te ocurre lo que te ocurre, puede generar un alivio en muchos casos, incluso puede ser de gran ayuda a la hora de dar un sentido, resignificar y comprender lo que sientes.
La respiración y la regulación emocional
El desarrollo de hábitos saludables de respiración es un factor que contribuye a la salud física y emocional. Es sabido que al respirar oxigenamos nuestra sangre, es a través de ella que proporcionamos oxígeno a nuestros órganos, lo que es menos popular, es que la gran mayoría de las personas, no respiramos correctamente. Esto tiene repercusiones físicas y psicológicas.
La respiración habitual en las personas suele ser corta, y más torácica que diafragmática. Una respiración corta, rápida y torácica, está asociada a estados de activación, alerta, ansiedad. Pero las personas no suelen ser conscientes del nivel de activación con el que se manejan en la vida cotidiana, ya que está socialmente normalizado.
Estamos sobre estimulados, nos movemos a un ritmo inmensamente mayor al de hace 100 años atrás, y biológicamente somos los mismos seres humanos. Existe un desfasaje entre la evolución de la civilización y nuestra evolución biológica, mantenemos nuestro sistema en un constante estado de alerta para el que no estamos preparados, y esto tiene consecuencias nefastas para nuestro organismo y nuestra estabilidad emocional.